Los antiguos viajeros de la ruta de la seda que pasaron por lo que hoy llamamos Uzbekistán seguramente se habrían maravillado ante tanta diversidad de paisajes, cultura y arquitectura. Este país era una parada obligatoria para llegar a las tan codiciadas especias durante la Edad Media. Además, su influencia se hizo sentir en toda la zona de Asia Central gracias al monarca conquistador Tamerlán, que expandió su imperio a Kazajistán, Turkmenistán, Tayikistán, Irán, Iraq, Kuwait, el sur del Cáucaso, y partes de Rusia, India, Pakistán, Siria y Turquía. Es decir, los viajes a Uzbekistán implican conocer la ruta de la seda y sus ciudades de paso principales. También implica conocer la historia de Asia Central, y de una cultura que en un momento dominó un buen pedazo de esta región.
Viajar a Uzbekistán es una experiencia que no se olvida, porque es un país con una diversidad étnica enorme que trasciende los siglos. Es un territorio que ha sido testigo de grandes conquistadores como Alejandro Magno, con el Reino Macedonio; Gengis Khan, con el Imperio Mongol; o el autóctono Tamerlán con el Imperio Timúrida. Tantos grupos de paso, tantas guerras y contiendas, así como también expresiones artísticas producto de tanta mezcla, hace que los viajes a Uzbekistán merezcan mucho la pena. Sobre todo, para quien busca conocer tesoros históricos y arqueológicos, y hacer la ruta que muchos viajeros realizaron hace muchos siglos.
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